Hay múltiples informaciones y desinformaciones que se vienen vertiendo en multitud de medios de comunicación, redes sociales, grupos de debate, surgidas a partir de los últimos informes y estudios sobre Cambio Climático, depuración de CO2 , papel de los bosques.
Desde nuestra asociación, Almijara, que lleva más de 30 años haciendo reforestaciones y educación ambiental (siempre van de la mano para nosotros), no entendemos cómo pueden seguir confundiéndose conceptos, cómo puede equipararse hacer Planes de Reforestación y todo lo que ello conlleva, con plantar árboles, cultivos forestales, comercio maderero, repoblaciones, restauraciones paisajísticas, actuaciones concretas sobre suelos en peligro…
Creemos que se están lanzando multitud de mensajes confusos, en muchos casos contradictorios, y desde una perspectiva pedagógica no están siendo muy efectivos a nivel de ciudadanía que, cada vez más, no sabe qué pensar sobre todo ello.
Todo Plan de Reforestación debe conllevar una serie de estudios previos, Climatología, Microclimas y Ombroclimas, Situaciones Topográficas Locales y Generales, Flora y Fauna tanto existentes como pretéritas y potenciales, Latitud, Localización, Suelos, Impacto Ambiental, Prevención de incendios, Albedo, disponibilidad de agua… Con esto queremos decir que no podemos medir a un mismo nivel la Reforestación, la de verdad, la seria, con todo un equipo multi y transdisciplinar, y al resto de conceptos confusos y medias verdades.
Siempre que nos sentamos a planificar una reforestación se hace desde una perspectiva de Gestión de Territorio, global, dentro del cual encajará o se desarrollará en función de múltiples factores, parámetros, criterios y circunstancias. Jamás hemos concebido ni visto una reforestación como una sucesión de árboles, sino como una mezcla de hábitats y microhábitats combinados con las necesidades, posibilidades, con refugios de biodiversidad y geodiversidad, recuperación de acequias y albercas, albarrales y bancales,disponibilidad freática, usos agroganaderos, de suelo, patrimoniales y turísticos, valores potenciales, etc.
De una reforestación jamás podrá salir una masa monoespecífica y homogénea, un monte butanero o un cultivo fijador de CO2, sino todo un mosaico de hábitats que son los propios de toda foresta. De modo que con sus diferentes alturas y niveles se evita la propagación de un incendio de copas; con sus praderías y refugios de biodiversidad, oasis para especies melíferas, reintroducciones de especies fitófagas, etc, se dificultan las posibilidades de los incendios de suelo; y que con el equilibrio que suponen todos estos elementos creemos suelos lo suficientemente ricos y frescos como para evitar los incendios de subsuelo.
Pero creemos que algo tan complejo como el resultado y la suma de todo esto, no puede quedar reducido o ser despachado con un «cuidado con reforestar, o plantar árboles porque puede ser peor». Cuidado con los mensajes confusos. Plantar por plantar, no. Reforestar sí, con criterio, planificación, conocimiento y responsabilidad.